Padres de cine

Por fin he reunido suficiente valor para publicar este post, que en realidad siempre quise que fuera mi primero en este blog.  ¿Por qué me ha costado tanto tiempo? Pues porque toca un tema muy personal: la figura paterna en el cine. 
Mi padre murió siendo yo muy pequeño y, aunque mi madre suplió perfectamente su ausencia, un cinéfilo como yo no ha podido sentir cierta envidia hacia aquellas familias con un padre que me resultara admirable.

Durante muchos años lo que pensaba era “Ése es el padre que yo hubiera querido para mí”, pero a estas alturas de mi vida la frase ha transmutado a “Ése es el tipo de padre que me gustaría ser para mis futuros hijos”.

Aunque son miles los padres que han pasado por mis retinas, he aquí la selección de aquéllos que permanecen en ellas con mayor vigor.

Gente corriente  (Ordinary People). Director: Robert Redford. Año: 1980.	¿De qué va? Dos hermanos salen un día a navegar. Uno de ellos muere. El otro, incapaz de superar la tragedia, tratará de suicidarse. La madre odia al superviviente y no quiere perdonarle. El optimista y cariñoso padre, Donald Sutherland, trata de arreglar la situación pero finalmente tendrá que admitir que existe una guerra en su hogar y que deberá tomar partido. Su decisión final es un  acto de tal valentía que lo convierte a mi entender en un héroe.  ¿Qué me ha enseñado? Un padre es un pilar que nunca ha de hundirse por muy duras que sean las embestidas que tratan de derribarlo.
Pan negro  (Pa negre).  Director:Agustí Villaronga.  Año: 2010.	¿De qué va? El pequeño Andreu descubre que el mundo de los adultos es cruel y más si vives en la posguerra y en el seno de una familia pobre encabezada por un izquierdista. Su padre ha acometido atrocidades en el pasado pero siempre por sacar adelante a su familia y darle a Andreu la oportunidad de estudiar que él no tuvo.   ¿Qué me ha enseñado? Hay que infundir en los hijos el sentido del valor, del coraje y del inconformismo.
El bola.  Director: Achero Mañas. Año: 2000.	¿De qué va? Juan José Ballesta saltó a la fama por interpretar a este chico que oculta un enorme secreto y que se hace amigo de Alberto, un chico que llega a su colegio. El padre de Alberto es tatuador, el de “El bola” tiene una ferretería y un montón de prejuicios hacia la familia recién llegada. Pronto se comprobará que es un maltratador muy violento y la familia de Alberto protegerá a “El bola” para salvarle la vida. El actor que interpreta al tatuador  (Alberto Jiménez) resulta tan natural y conmovedor que uno llega a creer que no actúa, que  existe en realidad.  ¿Qué me ha enseñado? Nunca jamás hay que abusar de la debilidad de un niño, y menos si es de tu familia.
Matar a un ruiseñor  (To Kill a Mockingbird). Director: Robert Mulligan. Año: 1962.	¿De qué va? Atticus Finch es un honrado abogado que vive en un pueblo sureño donde el racismo es muy fuerte. De ahí que cuando una chica acusa a un negro de haberla violado, éste es prácticamente condenado de antemano y sin pruebas. Pero eso no es problema para Finch, para quien la justicia ha de prevalecer, sin importarle lo que opinen los demás. Se ganará así el odio de todo el pueblo y la admiración de sus hijos.    ¿Qué me ha enseñado? Respeta tus convicciones si quieres que tus hijos te respeten a ti.
En el nombre del padre. (In the name of the father) Director: Jim Sheridan. Año: 1993.	¿De qué va? Gerry (Daniel Day-Lewis) es un gamberro que vive en el Belfast de los 70. Una serie de casualidades hará que la policía le incrimine injustamente en un terrible atentado del IRA. Él, sus amigos y su familia irán a la cárcel.  La relación entre Gerry y Giuseppe, su padre, siempre ha sido tirante pero tendrá una segunda oportunidad cuando convivan en la prisión. Giuseppe le demostrará que, aunque es una persona de salud frágil, guarda en su interior una enorme fortaleza moral. ¿Qué me ha enseñado? Los padres deben querer a sus hijos aunque éstos les decepcionen.
Cinema paradiso. (Nuovo Cinema Paradiso). DIrector: Giuseppe Tornatore. Año: 1988.	He estado a punto de dejarla fuera porque Alfredo, el inolvidable proyeccionista de cine al que da vida Philippe Noiret, no es el padre del pequeño Salvatore.    Finalmente la dejé porque Alfredo transmite a Salvatore dos lecciones muy importantes. Por un lado, el amor por el séptimo arte, no sólo como medio de entretenimiento, sino también de crecimiento personal. Por otro,  cuando Salvatore se marcha del pueblo, Alfredo le obliga a jurar que nunca retornará  para que la nostalgia no le impida ser libre, realizando así el mayor sacrificio que ha de hacer un padre: lanzar a sus hijos fuera del nido para que se hagan hombres de verdad, por mucho que duela su marcha.

¿Se os ocurren otros ejemplos?

By David Ramírez.