martes, 2 de agosto de 2011

Crítica: Green Lantern


Que yo sea un fan reconocido de la Marvel no impide que no pueda disfrutar de una película basada en un superhéroe de DC o de, simplemente, emocionarme cada vez que nos bombardean día sí día también con los teasers, trailers, ñorders y campañas de publicidad pertinentes. Pasó con Superman cuando era un moco, pasó con los Batmans primero de Burton y luego de Nolan y ha pasado ahora, aunque en menor medida algo eclipsada por Thor y el Capitán América, con Green Lantern. El que fue mi superhéroe favorito de DC en mi infancia (junto con Batman y el semidesconocido Vigilante) ha estrenado, por fin, este año su tan ansiada pinícula, y ya desde los primeros teasers las críticas no fueron demasiado favorables: que si efectos especiales, que si actores, que si tono humorístico, que si poca acción... El pasado 17 de junio se estrenó en Estados Unidos y la audiencia tampoco ha acompañado, recaudando poco más de 150 millones de dólares en todo el mundo y habiendo costado unos 200. Esta tarde por fin he visto el flín y he de decir con tristeza que, aún habiéndome parecido una película entretenida, comprendo el por qué del relativo fracaso del superhéroe esmeralda teniendo en cuenta la cantidad de puntos negativos que tiene la peli:

- El primero y más llamativo, el guión. Han pretendido hacer una peli demasiado típica de superhéroes para todos los públicos, ligerita y sin muchas complicaciones, y se les ha acabado yendo la mano. Diálogos dignos de Gossip girl (¡Hola, Blake!) sin la más mínima profundidad, una trama que se ha construido con un copipaste de varias películas de acción (escenas inspiradas descaradamente en Top Gun y Superman, sin ir más lejos), no demasiada coherencia en algunas fases del flín (se estrella un alien en la tierra, le da un anillo de inmenso poder al prota, le dice que tiene que ser un guardián del universo, bla bla bla... y éste se queda en plan "ah, pues vale", como el que oye llover) y la sensación de que toda la trama iba demasiado acelerada para querer contar muchas cosas en muy poco tiempo y, al final, no haber desarrollado bien ninguna (como en SPOILER la anticlimática escena final, cuando Hal Jordan vence al a priori invencible Parallax con una facilidad insultante END SPOILER). Todo un clásico moderno éste de las prisas narrativas en las películas de superhéroes, que están casi obligadas a meter chorrocientos personajes para satisfacer a los fans a costa de dañar el desarrollo argumental de los personajes. Pensaba en X-Men: la decisión final, efectivamente.

- Su exceso de CGI (imágenes generadas por ordenador). No me entendáis mal, los efectos especiales son espectaculares y están muy, muy bien hechos. Lo malo es que acaban siendo cargantes y uno siente que está viendo un videojuego (muy al estilo de Sucker Punch) más que una pinícula. No en vano se han tirado casi un año de postproducción desde que terminó el rodaje en agosto de 2010, pero a veces menos es más y no debemos olvidar que el objetivo final de unos buenos efectos especiales viene a ser crear la ilusión de realidad en el espectador y que éste, aunque en el fondo sepa que lo que está viendo no pueda ser real, no sepa cuál es el truco y por ello abrace de lleno en la historia (las escenas del planeta Oa son muy hermosas pero cuando pasa por allí Ryan Reynolds, haciendo el contraste, acaban siendo algo cantosas). Cuando el 90% de una peli de acción real está hecho en CGI ésta pierde su humanidad, simple y llanamente.

- Poca empatía con los protagonistas. Como dije antes, los insulsos personajes de Ryan Reynolds y Blake Lively y sus planos diálogos hacen que, al menos, un servidor no empatice en absoluto con ellos (ni con el amiguete secundario gracioso o con un Tim Robbins que pasaba por allí, ya puestos). Él quiere ir de Tony Stark pero sin tener la gracia de Robert Downey Jr. (mal enfoque del personaje, para mi gusto, que pasa bruscamente de ser un vivalavida a un tipo responsabilísimo sin existir apenas una evolución) y ella, simplemente, es la chica del héroe, poco o nada más hace. Y, qué queréis que os diga, Ryan Reynolds tiene cara de no ser muy espabilao (pese a haberse zumbado a Scarlett Johansson), y con ese antifaz tan feo parecía casi más alguien con un disfraz barato de superhéroe en una fiesta de halloween que un todopoderoso y respetado guardián del universo. Casi mejor que no lo hubiese llevado, total le reconocía todo quisqui...

Aparte hay otros detalles frikis que a mí particularmente no me han gustado (como el personaje de Parallax, que bastante poco tenía que ver con el de los cómics, o que Sinestro no cometiese ninguna villanía, pero supongo que se lo guardan para la secuela) aunque, como ya dije al principio, en general es un flín bastante entretenido con aspectos a destacar como el juego que le sacan a los poderes del anillo (muy bueno el combate entre Jordan y Sinestro), los papeles de Peter Sarsgaard y Mark Strong como Hector Hammond y Sinestro respectivamente y que, en definitiva, es un espectáculo visual tanto por los efectos especiales como por la impresionante belleza de Blake Lively (sí, es cierto que no tiene un gran papel, pero... ¿acaso importa eso?). Motivos más que suficientes, pese al hostiazo en la taquilla, para dar luz verde *guiño* a una segunda parte, cosa que parece ser ya se está planeando. Con mucha menos justificación se están rodando otras secuelas bastante más denunciables, ¿no creéis?


Por Albret Hitman

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