Fast food nation (Richard Linklater, 2006) – Adaptación al cine de mucho más que una crítica a hábitos alimenticios, engloba aspectos sociales, culturales y económicos para explicar el fenómeno de la comida basura. La inmigración ilegal y las penalidades que comporta se convierten en el auténtico motor de la historia. Como la vida misma.
Following (Christopher Nolan, 1998) – Inteligentísimo guión y realización austera pero más que efectiva para la primera dosis de talento del director británico, thriller psicológico de corte urbano que te mantiene en vilo hasta el final. Por ponerle alguna pega, se hace corto.
Insomnia (Erik Skjoldbjaerg, 1997) – Película noruega que luego sería objeto de ‘remake’ hollywoodiense (dirigido precisamente por Nolan). Habría sido preferible no haber visto la otra antes y saber la historia de antemano, tiene menos acción pero un aire más inquietante y un protagonista que es la encarnación perfecta de la doble moral. Merece la pena.
Nothing (Vincenzo Natali, 2003) – Especie de filme gamberro con historia fantástica y de amistad de por medio, la originalidad del planteamiento se torna en tedio. Chirriante e insulsa, lo que no impide que tenga algunos puntos de inspiración.
The invention of lying (Ricky Gervais, 2009) – El cómico británico se atreve con la dirección en solitario en la que sea posiblemente su única aparición en la gran pantalla que valga la pena, aunque sólo sea por su justificación/analogía sobre la religión enfocada como mentira piadosa. Original punto de partida (un mundo en el que todos dicen lo que piensan) lastrado por un desarrollo demasiado convencional al que le sobra mucha moralina al final.
Ghost town (David Koepp, 2008) – Otra comedia con Ricky Gervais dando el salto a terreno americano, previsible a más no poder con fantasmas atrapados entre dos mundos visto mil veces antes. Para pasar el rato nada más.
In the loop (Armando Iannucci, 2009) – Ingeniosa y mordaz crítica a las relaciones político-económicas entre el Reino Unido y Estados Unidos, con la guerra de Iraq como telón de fondo. Algo intrincada y complicada de seguir, eso sí; apta sólo para quienes aprecien el “humor” inglés. Impagable presencia de James Gandolfini.
In this world (Michael Winterbottom, 2002) – Duro retrato de la travesía que un niño iraní debe afrontar hasta llegar a Londres, la tierra prometida. A pesar de no ser un cineasta brillante, Winterbottom demuestra aquí su compromiso con algo menos de manierismo que en Road to Guantánamo.
L.A. Confidential (Curtis Hanson, 1997) – Tremenda recuperación del cine negro clásico, adaptándolo a los cánones modernos sin perder una pizca de credibilidad y con un guión e interpretaciones sobresalientes. Punto álgido en la carrera de Hanson, que nos descubrió a Russell Crowe o Guy Pierce y le regaló su último gran papel a Kim Bassinger.
La pistola de mi hermano (Ray Loriga, 1997) – Vergüenza ajena podría definir lo que sentí al ver este engendro. Un comienzo prometedor con el único personaje mínimamente creíble de la trama y una escena notable de un fantasma en llamas abre paso a un despropósito de diálogos infumables e intelectualidad mal entendida. Protagonista ridículo hasta el vómito y secundarios de pena (incluyendo Karra Elejalde y Viggo Mortensen). Gafapastas only!!
Arrebato (Iván Zulueta, 1978) – Aire psicodélico y kitsch para una joya del malogrado Zulueta, impensable en nuestro país sólo unos años antes. Transgresión y atmósfera opresiva, todo un anticipo de la movida y la supuesta originalidad de Almodóvar en los 80. Difícil de digerir pero indispensable.
Los girasoles ciegos (José Luis Cuerda, 2008) – Correcto reflejo de la doble moral de posguerra, aunque le falta gancho para conectar con el espectador. Historia más dura que en La lengua de las mariposas pero careciendo de la misma sensibilidad y emotividad de ésta. Eso sí, interpretaciones notables y un final descorazonador.
Serpico (Sidney Lumet, 1973) – El especialista en debates éticos del cine americano centraba su mirada esta vez en el ámbito policial neoyorkino y la corrupción institucionalizada. Mirada aséptica y juicios de valor para el espectador. Al Pacino en uno de sus mejores papeles de siempre como un detective honrado sin salida.
Tape (Richard Linklater, 2001) – Tres personajes maduros en una habitación resucitando fantasmas del pasado, mezclando amistad, amor, deseo, rencor y traición sin distinguir uno de otro, con una cinta como objeto desencadenante de las hostilidades. Trama claustrofóbica un poco cogida por los pelos a pesar de lo convincente de los actores, aún así el resultado es entretenido.
Las horas del día (Jaime Rosales, 2003) – Primer largo de Rosales, donde apunta su obsesión por el hiperrealismo, en este caso con el retrato en cámara lenta de un psicópata. Muy interesante aunque inferior a la ‘goyizada’ La soledad.
Tiro en la cabeza (Jaime Rosales, 2008) – Aquí desde luego se le fue la idea de rosca al director catalán. Intento de contar una historia sin diálogos, lo único que consigue es perder por completo el interés del espectador. Si no se conoce el contexto (el asesinato de dos guardias civiles de paisano por dos etarras en territorio francés) la película no tiene sentido alguno. Fracaso total y aburrimiento asegurado.
El discreto encanto de la burguesía (Luis Buñuel, 1972) – Antepenúltima muestra de genio surrealista de Buñuel, kafkiana huida hacia delante jalonada de detalles oníricos y opresivos. Se llevó el Oscar, un reconocimiento tardío pero obviamente más que merecido.
Kandahar (Mohsen Makhmalbaf, 2001) – Realizada prácticamente al mismo tiempo del 11-S, pretende ofrecer una visión de la situación de la mujer en el Afganistán bajo dominio talibán sin conseguir ser veraz o interesante más allá de las duras historias que se entrelazan.
Slumdog millionaire (Danny Boyle, 2008) – Una de las películas más premiadas de la historia de los Oscar, viendo la primera mitad de la misma parece plausible, reflejando la miseria, superpoblación y corrupción reinantes en India con una historia que engancha. A medida que se acerca el final, la trama se vuelve previsible y convencional hasta desembocar en un final “made in Bollywood” que personalmente me parece estúpido y hace desmerecer el conjunto. Para mí, muy sobrevalorada.
Bienvenidos a la casa de muñecas (Todd Solondz, 1995) – Concentración de problemáticas infantiles durante la explosión del cine independiente, niños protagonistas en situaciones incómodas como pocas veces se han explorado. Lección de cómo mezclar crudeza e hilaridad con toques autobiográficos que subiría de nivel en Happiness.
Palíndromos (Todd Solondz, 2004) – Continuación de tramas y traumas de la anterior, algo más confusa y dispersa. Personaje principal interpretado por nueve actrices/niñas distintas a más no poder entre sí como alegoría de las distintas fases de la adolescencia. Temas peliagudos como el aborto o el fanatismo religioso, tratados un poco livianamente. No está mal pero le falta empaque.
La vida en tiempos de guerra (Todd Solondz, 2009) – Nueva vuelta de tuerca a las convulsas psiques de gente con problemas para alcanzar la felicidad o simplemente soportarse a sí mismos. Unos diálogos tan conseguidos como de costumbre hacen olvidar la falta de originalidad.
José Miguel Moreno
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